Mercurio (Hg)
El mercurio, presente de manera natural en la corteza terrestre, es el único metal en el planeta que es líquido a temperatura ambiente y existe en varias formas: elemental o metálico (puro), orgánico (el que penetra en el cuerpo humano por vía alimentaria) e inorgánico (al que la gente se puede exponer en ciertos trabajos). El mercurio elemental y algunas formas de mercurio orgánico e inorgánico son altamente tóxicos.
El mercurio puede provenir de la actividad volcánica, la erosión de las rocas o la actividad humana. Esta última es la principal causa de las emisiones de mercurio, procedentes sobre todo de la combustión de carbón en centrales eléctricas, calefacciones y cocinas, de procesos industriales, de la incineración de residuos y de la extracción minera de mercurio, oro y otros metales, emisiones que han ido aumentando a medida que se desarrollan más este tipo de actividades. Hoy, las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas apuntan a que los niveles de mercurio en la atmósfera son 500% superiores a los niveles preindustriales, y 200% en los océanos.
La mayoría del mercurio liberado por actividades humanas va directo al aire, a través de la quema de productos fósiles, la minería, las fundiciones y la combustión de residuos sólidos. Sin embargo, todo el mercurio que es liberado al ambiente eventualmente termina en el suelo, en el agua superficial o en el océano, a donde llega arrastrado por la lluvia o a través de los ríos. Una vez incorporado al agua marina, algunos microorganismos convierten el mercurio en metilmercurio, una forma mucho más tóxica que con el tiempo se va acumulando en peces y mariscos. Los grandes peces marinos tienen más probabilidades de presentar altos niveles de metilmercurio por alimentarse de peces pequeños que a su vez lo habrán ingerido por medio del plancton.
Actualmente en varios países se están adoptando medidas ya sea para reducir los niveles de mercurio en ciertos productos, para reemplazar el uso de mercurio por otras sustancias, o para retirar del mercado de manera progresiva productos que lo contienen. En estas renovaciones entran: termómetros y tensiómetros, amalgamas dentales, y productos para aclarar la piel, entre otros. El etilmercurio, utilizado en cantidades muy pequeñas como conservador en algunas vacunas y productos farmacéuticos, según la Organización Mundial de la Salud es metabolizado rápidamente por el organismo y no se acumula.
Los efectos negativos del mercurio en la salud humana pueden incluir: daño al sistema nervioso, daño a las funciones del cerebro, daño a los riñones, daño al ADN y cromosomas, daño al esperma, defectos de nacimientos y abortos, reacciones alérgicas, irritación de la piel, cansancio y dolor de cabeza. Ambientalmente la preocupación primordial se debe a que el mercurio en el agua y los sedimentos se encuentra en una forma muy tóxica y los animales pueden ingerirlo fácilmente, incorporándolo a la cadena alimentaria hasta llegar a los humanos.
El agua contaminada con mercurio comúnmente es tratada mediante coagulación-floculación, ósmosis inversa, carbón activado granular o carbón activado en polvo, dependiendo de la cantidad de mercurio que se encuentre en el agua.