Bario (Ba)
El bario es uno de los elementos químicos más abundantes en la corteza terrestre, sin embargo, no existe en estado libre en la naturaleza dado que es un elemento altamente reactivo, esto es: que reacciona químicamente con otras sustancias generando un producto con propiedades diferentes a las originales. Por lo anterior, el bario siempre se encuentra combinado con otros elementos químicos, como carbón, oxígeno y azufre, formando carbonato de bario, óxido de bario y sulfato de bario o barita, el mineral de bario más común. Estos compuestos son utilizados industrialmente para fabricar pinturas, ladrillos, azulejos, vidrio y caucho, además de pirotecnia.
De manera natural los niveles de bario en el medio ambiente son bajos, sin embargo, como consecuencia de los usos industriales, el bario se ha dispersado en el ambiente en cantidades considerables, por lo que las concentraciones de este metal en el aire, el agua y el suelo pueden ser mayores que las concentraciones que se dan de manera natural. El bario que se encuentra en el agua proviene principalmente de fuentes naturales, aunque también se incorpora al ambiente por emisiones industriales y por actividades humanas. Los compuestos del bario son persistentes y suelen permanecer en el sedimento de los cuerpos de agua o en la superficie del suelo.
En general las personas con mayor riesgo a la exposición de bario son aquellas que trabajan en la industria de este metal y los mayores riesgos a la salud que enfrentan son a causa de respirar aire con sulfato de bario o carbonato de bario. No obstante, ciertos alimentos —como frutos secos, algas, peces y ciertas plantas— son una importante fuente de ingesta de bario para la población no expuesta ocupacionalmente y, cuando las concentraciones de bario en el agua son altas, el agua potable también puede contribuir significativamente a la ingesta total.
Algunos vertederos de residuos peligrosos contienen cantidades importantes de bario. La gente que vive cerca de estos sitios podría estar expuesta a niveles dañinos de bario, ya sea por respirar polvo, comer plantas o beber agua contaminados, e incluso por contacto con la piel.
Los efectos del bario sobre la salud humana dependen de la solubilidad de los compuestos; aquellos que se disuelven en agua pueden estar presentes en lagos, ríos y arroyos, y en grandes cantidades pueden ser muy dañinos, causando parálisis y, en algunos casos, incluso la muerte. Pequeñas cantidades de bario soluble en agua pueden ocasionar dificultad al respirar, incremento de la presión sanguínea, arritmia, dolor de estómago, debilidad muscular, cambios en los reflejos nerviosos, inflamación del cerebro y el hígado, y daño en los riñones y el corazón.
Tanto la NOM–127–SSA1–1994 como la NOM–201–SSA1–2015 indican que el límite máximo permisible de bario es de 0.7 mg/l. Debido a que en México el bario no rebasa los límites permisibles y, por ende, no representa un riesgo para la salud, las normas no estipulan un proceso para su descontaminación.